martes, noviembre 28, 2006

RELATIVISMO Y DEMOCRACIA


La idea de que cada uno puede expresarse, manifestarse, en su pensar distinto; como quiera donde quiera y por lo que quiera, es una de las ideas bases de la democracia, y es lo que ha seducido al liberalismo, su variante política más osada y propuesta por los intelectuales progresistas, a establecerse en nombre de la democracia y exacerbarla hasta el momento en que cada uno pueda decir y hacer lo que le plazca sin importar qué es lo que dice y qué es lo que hace, ni cuanto de bondadoso o de perjudicial tiene eso para la sociedad. Cuando se pierde el fin de la política que es, a saber, el Bien Común (y no el poder como pensaba el florentino Nicolás Maquiavelo) la tolerancia se convierte en igualitarismo, y nuestros representantes proponen iniciativas que no representan en los más mínimo a sus representados. Al final del día todo da lo mismo, no hay ningún lugar al cual ir.

Me gustaría pensar (solo como mal menor, pues en ambas circunstancias las iniciativas son igual de nocivas para la sociedad) que son artimañas políticas, cortinas de humo, que surgen a causa de los escandalosos hechos de corrupción al que hemos asistido estos días, o “desviación de fondos” (que no es sino otro eufemismo para robo) las que motivan a diputados a proponer medidas de despenalización del aborto, y “medidas sanitarias” para la imposición a los municipios de la distribución de la “píldora del día después” a través de un decreto del Ministerio de Salud (que no es sino otro eufemismo para imposición de control de la natalidad anticonstitucional). Ahora bien, como decía, me gustaría pensar que son artimañas políticas, y cortinas de humo para desviar la atención de los hechos de corrupción, pues si pensamos que lo hacen con una convicción profunda de que es una norma que se ajusta al liberalismo progresista y que “peor aún” es un cauce que “naturalmente” debe tomar nuestra sociedad; nuestra democracia pretende ser un relativismo liberal. Así como confirma la tesis inicial de este artículo de opinión, nuestra democracia adolece de un relativismo y de una mal entendida libertad de expresión donde cada uno puede decir lo que le plazca, hacer lo que le plazca, proponer las iniciativas que le plazcan aunque estas estén divorciadas con el bien común, con el derecho natural y con el valor fundamental e irrenunciable de la vida.

Resultados: tolerancia convertida en igualitarismo que nos lleva a tolerar incluso lo intolerable y democracias que en tanto régimen político se convierten en una instancia en la cual se puede decir, no lo que quiera, sino lo que sea. Relativismo político donde se acepta lo que sea, sin importar si es bueno o malo.

Ojo, y todo esto en pos de la democracia.

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