martes, abril 24, 2007

RICHARD RORTY, EL PENSADOR QUE QUIERE MATAR A LA FILOSOFÍA



Richard Rorty
Neo-pragmatismo, Concepto de hombre, Giro narrativo
DE LA ÉTICA Y CONSTRUCCIÓN DE LA UTOPÍA LIBERAL

Seguidor, o más bien continuador de la tradición pragmática de James y Dewey que pone especial énfasis en la reflexión democrática de las sociedades y de los individuos; un carácter democrático de la reflexión pública que ha perdido las esperanzas, en la falsa ilusión de encontrar una filosofía que sea capaz de fundar una sociedad construida o fundada en la racionalidad que nos permita enfrentar el mundo. La filosofía rortyana señala el papel que debe tener la filosofía en la sociedad; una filosofía que nos permita enfrentar la contingencia y superar el sufrimiento del aquí y ahora a partir o mediante la solidaridad. Véase que Rorty apuesta por una filosofía inmanente que permita solucionar la contingencia, lo temporal-concreto, ha perdido las esperanzas en encontrar una filosofía que pueda prepararnos para la trascendencia, de hecho niega la trascendencia al rechazar que la ética pueda basarse en un discurso metafísico de lo común de los seres y deba basarse más bien en una ética del consenso para la diferencia. Rorty quiere una filosofía que nos permita superar y solucionar el sufrimiento de la contingencia, aquí y ahora.

El giro narrativo de la filosofía de Rorty, quiere decir que la filosofía ya no es una disciplina exclusiva, como búsqueda privilegiada de fundamentos (discurso anti-metafísico) y propone la “narrativa”, como la novela o la poesía y la literatura en general, como una representante que a través de la imaginación de las circunstancias son capaces de estimular la solidaridad a partir de las diferencias de las culturas y las sociedades. El discurso rortyano de la diferencia parte en cierto modo diciendo (si se me permite, en razón de nuestro autor, simplificar al máximo coloquial su planteamiento ético-político): Hemos decidido como sociedad que la solidaridad nos salvará de la contingencia y del sufrimiento de nuestras vidas pues en el mundo hay millones de personas, culturas y sociedades, que son diferentes a nosotros y con ellas hay que ser solidarios; y como podemos conocerlas: a través del Internet, la televisión, la literatura y el periodismo.

A modo de presentar la teoría rortyana con mayor claridad, se tratará de explicar y de analizar las características principales del neopragmatismo de Richard Rorty, en los siguientes 10 apartados:

La filosofía no es capaz de dar respuestas absolutas o verdaderas acerca del mundo. Esto es lo que algunos autores han llamado “La muerte de la filosofía”; se le ha relativizado, se le ha señalado como un discurso entre otros discursos. Se le ha negado la capacidad metafísica, trascendente y ética.)

La filosofía no posee verdades inefables, o conocimientos metafísicos insondables. Rorty señala que el núcleo de la filosofía, como la hemos entendido hasta ahora, en la teoría del conocimiento en tanto noción de “espejo de la naturaleza” o de representación que a su juicio afecta de manera importante, incluso a las corrientes contemporáneas, por ser un conocimiento falso.

La filosofía no posee ningún tipo de instrumental más apropiado, que otros saberes, para poder analizar, interpretar, diseccionar y menos para cambiar la realidad.

La idea de que la filosofía pueda aprobar o no las pretensiones de verdad y de conocimiento de la ciencia debe ser rechazada.

A través de la historia se le ha entregado a la filosofía un poder que le permitió enjuiciar la verdad o falsedad de a cultura pues se le ha entendido como “una compresión especial de la naturaleza del conocimiento y de la mente” de nuestras sociedades. La filosofía en nuestros días resulta ilegítima, según lo dicho anteriormente, pues incomoda a los distintos medios de información de nuestras sociedades informatizadas e inmediatizadas, que un saber humano tenga como patrimonio un conocimiento metafísico, racional, comprometido, trascendente, técnico, complejo y erudito. Como los giros narrativos o giros del lenguaje como han llamado los pensadores liberales postmodernos a sus teorías, no han sido capaces de superar el pensamiento metafísico solo queda desacreditarla a través de falacias de autoridad, y de proponer justamente todo lo contrario como si eso fuera una realidad “el pensamiento metafísico está superado”. Sin duda no es una técnica nueva; los medios de información liberales, neopragmáticos y progresistas nos cuentan cuentos haciendo aparecer mentiras como verdades dando la sensación colectiva que es algo que todos aceptamos y que ha ocurrido de manera objetiva, por lo tanto irrefutable (Ej. “El 70% de la población está a favor del aborto”)

El neopragmatismo es por definición una corriente del pensamiento que se caracteriza por el desapego y el rechazo al discurso metafísico, de una oposición al positivismo, a la filosofía analítica y la fenomenología, en tanto filosofías europeas.

El pensamiento rortyano es una corriente que se define por su rechazo a la noción de verdad objetiva (rechazo al aristotelismo, al tomismo). Rorty en el comienzo de su opus magna “Contingencia, ironía y solidaridad” escribe lo siguiente; el párrafo a continuación resume el pensamiento rortyano: “Hace unos doscientos años, comenzó a adueñarse de la imaginación de propala idea de que la verdad es algo que se construye en vez de algo que se halla. La revolución francesa había mostrado que la totalidad del léxico de las relaciones sociales, y la totalidad del espectro de las instituciones sociales, podían sustituirse casi de la noche a la mañana.

Para el pragmatismo la verdad es circunstancial a la realidad histórico – cultural. La verdad es relativa, es finalmente y más precisamente, el resultado de un acuerdo o convención social. La verdad es una convención, una construcción del lenguaje, un traje a la medida solo las proposiciones son verdaderas o falsas, no sus conclusiones y menos los juicios de valor. Los seres humanos hacen las verdades a través del lenguaje, dentro del cual se formulan las proposiciones.


Asistimos a una época de debilitamiento del pensamiento
Asistimos a una época de desvinculación, falta de compromiso, de apariencia (todo compromiso se puede romper, si es que es una traba para la realización o más bien mi placer personal)
El valor de la utilidad, por sobre el valor fundamental del ser
Se puede utilizar cualquier medio para obtener mi fin
La secularización
El constructivismo epistemológico
El constructivismo ético, o ética de la convención, la ética sin Dios
Relativización de los valores absolutos y fundantes de una ética del bien trascendente
Todo se puede construir, nada es o se descubre, todo se construye
Nada es absoluto, todo se puede medir, cuantificar, soberbia humana
La tolerancia confundida con el igualitarismo
La realización íntima de la persona en cuanto tal no será posible bajo los parámetros de una ética de consenso
El fin supremo, la caridad son un traje a la medida.

El neopragmatismo rechaza la racionalidad que es capaz de definir lo moral o inmoral de antemano. Esto se desprende de lo inmediatamente anterior, acerca del relativismo epistemológico que se basa en lo circunstancial, convencional o histórico dentro del lenguaje en la proposición.

Rechaza la objetividad de los hechos. La herencia nietzscheana y los enfoques postnietzscheanos de Wittgenstein

Frente a las características del neopragmatismo y de su propuesta ético-política, cabe sin duda preguntarse ¿Qué clase de sociedad es capaz de ofrecernos el neopragmatismo de Rorty? ¿Es esta la sociedad que queremos?

El sujeto ideal de Rorty es el ironista. Es lo que podemos entender, en el discurso de la filosofía clásica, como el concepto de hombre, según nuestro autor.
El planteamiento y la solución al problema ético (el de la adaptación al bien y la verdad) el neopragmatismo rortyano lo resuelve a través del consenso. La verdad absoluta no cumple su función, en tanto parámetro fundante de la ética y de la conducta humana, sino que la construcción progresista social de lo conveniente. Desecha el discurso metafísico clásico de la filosofía y propone un giro lingüístico y más específicamente un giro narrativo donde tiene un papel fundamental: la imaginación y la literatura. La ética del consenso es salvada por la solidaridad, como bien supremo que aminora el sufrimiento de las personas en sociedad, y desde el planteamiento neopragmático, no se es solidario porque esa conducta sea buena en sí, y tenga esa explicación esa bondad en la tradición metafísica-religiosa, sino que la sociedad a través de la ética consensual ha llegado a la conclusión que ser solidario es bueno, el consenso de la comunidad lo dice, y no sobre la convicción de una ética trascendente que hunde sus raíces en la teología en la religión, sino que en el puro consenso.
Queda sí, de manifiesto en Rorty el discurso anti-metafísico, descontructivista al más puro estilo de Foucault, de la caída de los metarrelatos, (en una época donde en las sociedades desarrolladas, postindustrializadas y postmodernas con la caída de los metarrelatos, estas sociedades se creen cada cuento) según la revisión del saber de François Lyotard; pues justamente en la ética-política de Rorty en su construcción de la solidaridad no busca lo común de los seres, sino que se funda en la diferencia de éstos y es la diferencia, según Rorty, la única manera de acercar a las personas. Estas diferencias son conocidas por todos gracias a los medios de comunicación e información globales que nos dan esta posibilidad, o sea ya no la filosofía la que tiene el acceso privilegiado, con su discurso, a la solución o definición del concepto de hombre, de la ética, de la política o en este caso de la solidaridad que nos aminora el sufrimiento humano, sino que medios diversos como el discurso periodístico, el graffiti, la televisión, la literatura, la televisión, la prensa y el Internet. Rorty sostiene en este mismo punto, que es la literatura y la poesía, y no únicamente la filosofía, (como discurso privilegiado de la ética-política) que puede promover el sentido de la solidaridad humana, a través de estos nuevos discursos, de este giro narrativo se busca más bien una descripción y no formulaciones abstractas.

La ética rortyana es conjunto de conductas que carecen de todo fundamento que oriente la conducta de sus sujetos ideales. Es una ética ambigua que no se reconoce, ni siquiera a sí misma como fundamento; su único fundamento es que está en constante cambio por lo que nada es perenne y todo vale o no vale según las circunstancias. La ironía rortyana describe al sujeto contemporáneo en su decadencia, en ese afán de construir una ética del consenso sin saber cuanto durará y que validez tendrá el consenso. La ética rortyana no tiene afán universal ni pretende guiar conductas, sino que es circunstancial. Es una ética que no rea hábitos de conducta buenos, no está orientada hacia un fin trascendente, sino que por el contrario, y en definición es puramente contingente, ambigua, relativa y circunstancial.

El giro narrativo de la ética, hace hincapié en la imaginación. Las situaciones concretas están en lo cotidiano ¿Cuál es la necesidad de buscarlas en la literatura? Rorty insiste en la necesidad de construir la solidaridad desde la diferencia, en lugar de descubrirla como cualidad natural en potencia que se radica en las personas; esto se produce a causa de que su discurso anti-metafísico, luego, constructivista se define como un discurso donde nada se descubre, ni se halla, sino que todo se construye a la medida. Es un discurso que no busca lo común, sino sus diferencias (“este nosotros que es el estado”, que por lo demás es un nosotros muy reducido y sesgado Luego, la experiencia de la solidaridad se basa en la imaginación del lector, y en la imaginación del autor, en tanto que el último es capaz de narrar situaciones literarias donde lo contingente estimula el sentido de la solidaridad del hombre, para que ironista liberal rortyano supere el sufrimiento que en el fondo no le hace sufrir.
La ética del consenso y el relativismo epistemológico rortyano quedan manifiestos en las dos siguientes citas (“Neopragmatismo y giro narrativo de la ética”, Adolfo Vázquez Rocca)
“El giro narrativo de la ética propuesto por Rorty asume, pues, que no existe ninguna instancia metateórica que legitime sus enunciados, ningún punto de vista trascendental, ningún metaléxico, ningún dogma que consiga escapar a las figuras de que nos servimos para construir sentido.”

“Uno de los propósitos de Rorty es sugerir la posibilidad de una utopía liberal: una utopía en la cual el ironismo, en el sentido pertinente del término, sea universal. Una cultura postmetafísica no parece más imposible que una cultura postreligiosa e igualmente deseable”.
¿De dónde nace el deseo, según Rorty, de una cultura postreligiosa?
La ética se construye como reflexión y disciplina precisamente porque la razón es incierta dice Rorty, a lo que me opongo diciendo que más bien porque la voluntad es libre. (Dejando de criticar el constructivismo de los fundamentos de la ética)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tu intrepretacion esta, a mi juicio, lejos de ser una de las que nos llevaran estar en condiciones de responder a las futuras nececidades de sociedades mas tolerantes y justas.
lea amigo
no juzge

Anónimo dijo...

Amigo ANÓNIMO......
El juicio de valor que haces, ¿se corresponde a una sociedad mas tolerante y justa?.
¿Como podemos intentar siquiera proponernos estar en condiciones de responder a las futuras necesidades de sociedades mas tolerantes y justas ,si no entendemos los diferentes mensajes y los juzgamos de un modo parcial?
PD- JOHN NADIE MIRA.